Sumergirnos en una buena lectura acompañado de nuestro vino favorito es, probablemente, uno de los mayores placeres de los que podemos disfrutar con facilidad. Aunque esta placentera combinación de gustos es puramente subjetiva y puede tener infinitas variables, desde aquí queremos ofrecer nuestra particular selección de maridajes literarios.
¿Te animas a vivir una sesión del maridaje entre las letras y los tragos?
Los libros y los vinos no solo han ido unidos a lo largo del tiempo, con referencias al vino en numerosas obras literarias, sino que su maridaje llega mucho más allá. El vino no tiene porqué acompañar a un libro únicamente desde el interior de sus páginas, también puede hacerlo desde el paladar del lector.
“Un olor de vino y ámbar viene por los corredores”, escribió Federico García Lorca en el poema “Muerto de amor”, de su Romancero Gitano. Nosotros proponemos acompañar estos versos con Ars Romántica, un Ribera del Duero blanco que hace honor a su apellido pues se vendimia por la noche, a la luz de la luna, cuando la uva tempranillo tiene más concentración de azúcar.
Luis de Góngora, en su poema “Una moza de Alcobendas”, combate la melancolía con vino. «Yo, por alegrar la mía, Un rubí desaté en oro; El rubí me lo dio Toro, El oro Ciudad Real. ¿Hice mal?». Buenos caldos nos dan hoy la Tinta Zamorana o la Sauvignon Blanc Manchega.
No extraña la presencia del vino en las obras maestras de la literatura. Pablo Neruda explicó muy bien por qué: “El vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría. Caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto”.
Se bebe vino en “El barril de Amontillado”, de Edgar Allan Poe; en “El conde de Montecristo”, de Alejandro Dumas; en “La Celestina”, de Fernando de Rojas; en “Carmen”, de Prosper Mérimée; en “El libro del buen amor”, del Arcipreste de Hita; en “Los pazos de Ulloa”, de Emilia Pardo Bazán, y, por supuesto, en “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes.
Y, a pesar de que no es protagonista el vino en obras de tantos otros grandes escritores, como Mann, Dostoievski, Flaubert, Kawabata, Camus, Saramago o Márquez; ni tampoco en los que pueden llegar a ser igual de grandes como Roth, McCarthy, Barnes, Modiano, Murakami, Pamuk o Marías, no debemos de perder la oportunidad de disfrutar de sus páginas mientras paladeamos un buen caldo.
Siempre teniendo en cuenta que, en los libros, como en los vinos, no todo es tiempo y crianza. La materia prima y las artes del escritor, como la del bodeguero, nos puede permitir disfrutar de excelentes vinos Jóvenes o de tempranas Crianzas. Del mismo modo que, en ocasiones, el paso del tiempo puede hacer que pierdan interés los Reservas o los Grandes Reservas, dependerá de cómo han envejecido.
Sea como sea, afortunadamente, los gustos literarios y enófilos son puramente subjetivos. Nosotros tan solo queremos dar nuestro punto de vista, ofrecer buenas recomendaciones literarias acompañadas de buenos vinos, con los necesarios cuidados para una buena cata, un maridaje literario que incite a probar y a leer.